Conclusión
La Unión Europea ha logrado avances significativos en la promoción de la igualdad de género a lo largo de su evolución, desde la firma de tratados fundamentales hasta la implementación de políticas y programas concretos. La institucionalización de la igualdad, inicialmente abordada a través de la cooperación económica, se ha consolidado con el paso del tiempo mediante la inclusión de la igualdad de género como principio transversal en sus tratados y políticas. Iniciativas clave como el Plan de Acción para la Igualdad de Género, las directivas legislativas y los fondos estructurales han contribuido a reducir las desigualdades, enfocándose en áreas como la violencia de género, la independencia económica de las mujeres y la paridad en la toma de decisiones.
A través de medidas como el enfoque de transversalidad de género y las acciones positivas, la UE ha integrado la igualdad en diversos sectores, lo que ha tenido un impacto significativo en la creación de una sociedad más inclusiva y equitativa. Sin embargo, a pesar de los avances, aún persisten retos, como las brechas salariales y las desigualdades en el acceso a recursos y liderazgo, que requieren esfuerzos continuos y coordinados a nivel europeo y nacional.
El Consejo de Europa y sus mecanismos, en paralelo a la labor de la UE, también han sido actores claves en el impulso de políticas y legislación para garantizar los derechos de las mujeres, logrando avances normativos y reforzando el compromiso con la igualdad en todos los ámbitos sociales y políticos. En conjunto, estos esfuerzos reflejan un compromiso firme hacia la creación de una Europa más igualitaria, donde las mujeres y los hombres puedan disfrutar de las mismas oportunidades y derechos en todos los aspectos de la vida. Sin embargo, la implementación efectiva de estas políticas sigue siendo un desafío continuo que requiere la colaboración de todas las instituciones y la sociedad civil.